Colombia: país donde el hambre y la abundancia conviven

Según registros del Gobierno Nacional de Colombia, en nuestro país cerca de un tercio de los hogares viven en inseguridad alimentaria, es decir que no puede contar con tres comidas de calidad, por día, sea porque consumen menos veces alimentos en el día o porque el acceso a la comida es muy limitado en cantidad y calidad. Pero por otro lado, también tiene una producción anual de alimentos que alcanza a cubrir el 84% de la demanda nacional de alimentos, puesto que produce 31 millones de las 37 millones de toneladas de alimentos, que según cifras del Ministerio de Agricultura, es lo que demanda la población colombiana cada año. La comida se produce principalmente por la actividad de las familias campesinas que ponen su esfuerzo en las cosechas que cada año llevan los alimentos desde el campo a hasta la mesa de los colombianos.

Hasta ahí todo parece indicar que el país tiene suficiente recurso para cubrir su demanda de alimentos, incluso puede hablarse de cierta seguridad alimentaria; sin embargo, las cifras del Departamento Nacional de Planeación (DNP) reportan que en Colombia cada año se desperdician más de 9 millones de toneladas de comida cada año. Algo estamos haciendo mal.

Son diferentes las causas de este fenómeno, desde problemas logísticos y de infraestructura, como carreteras en mal estado que represan los envíos de alimentos desde el campo a las ciudades, hasta situaciones políticas y culturales que afectan negativamente la cadena de suministro, causan estas pérdidas. La mercancía se deteriora en los camiones, en los anaqueles de los almacenes, en las bodegas y en los refrigeradores de las familias. Frutas y verduras son los principales alimentos desperdiciados. Y es que desde la propia cosecha se descartan varias toneladas de comida, porque el producto no cumple con algunos estándares de calidad, ligados muchas veces al tamaño más o menos uniforme y algunas otras valoraciones estéticas o de tipo comercial. ¿A dónde va a parar esa comida? Mucha se desperdicia en el mismo lugar en el que se cosechó y otra se destina para la alimentación animal. En principio esto puede no parecer tan crítico, de todos modos el producto cultivado está sirviendo de alimento, pero la cuestión es que según el DNP (2022) la agricultura es responsable del 40% (un poco más) de los desperdicios.

Imagen recuperada de: The salt, 2015.

La cadena sigue y después está el transporte, el almacenamiento y la transformación de los alimentos en procesados y ultra procesados. Aquí vuelve a perderse otro tanto, puesto que hay frutas que pueden ser descartadas por alguna imperfección o por su tamaño y algunas propiedades sensoriales. Toda esa comida se sembró, se regó, se cuidó, se cosechó y se llevó hasta una empresa, para ser desperdiciada. Y como ya lo dijimos, en los hogares es la misma historia.

¿Qué pasa con los hogares? Es sabido por todos que cada vez se cocina menos en el hogar, las personas compran comida para tener sus alacenas llenas y sus refrigeradores, pero no cocinan toda la comida que compran. Muchas veces compran su desayuno de camino al trabajo, almuerzan en la compañía (sea porque ellos compran o la empresa lo provee) y también en las noches o los fines de semana se va a comer a restaurantes y cadenas de comidas rápidas. Para la economía está muy bien: hay más consumo y más dinero circulando. Pero esto puede hacerse insostenible. Estamos comprando comida a dos manos, cuando en países como el nuestro la producción se da con una sola, cuando mucho. En cierta forma compramos más de lo que necesitamos, aún no es más de lo que producimos, pero sí de lo que realmente consumimos.

Y a esto hay que sumarle la distribución de los alimentos, puesto que no es uniforme. Y no me refiero a uniforme en el sentido de que se envíen las mismas toneladas a todas las zonas del país, sería ridículo pensarlo, sabiendo que la mayoría de la población de Colombia se centra en diez ciudades. Pero sí es cierto que a las otras zonas la comida no llega en las mismas condiciones de cantidad y calidad. Así termina por reforzarse el problema de la inseguridad alimentaria, al simplemente no haber acceso a la los productos.

Debemos tomar conciencia

El Foro Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) advierte que la producción de alimentos ocupa el 70% del agua dulce y el 34% la tierra (en todo el mundo). La misión de toda esta gran inversión es alimentarnos y debemos corresponder con esa misión, procurando siempre que la comida sea destinada para los fines que son: preservar la vida, sin comida no hay existencia, es así de simple. Por eso es que también en los medios deberíamos de dejar las apologías a las maneras estúpidas y ridículas de malgastar la comida, como retos tontos (ice bucket challenge y similares) porque esto lo único que logra es reforzar la inconciencia sobre algo tan importante como reconocer que en nuestro país, en nuestras ciudades hay personas que mueren de hambre: niños, jóvenes, adultos, adultos mayores, mujeres gestantes y eso nos debe hacer responsables de la manera en la que consumimos alimentos.

Recuperada de: Modern Milkman, 2023

Y es que no es solo el hambre, el problema también son las consecuencias que tiene el desperdicio de alimentos en el medio ambiente, no solo por el desperdicio de agua, trabajo, energía y tierra, también es porque cuando la comida se descompone se convierte en una gran fuente de gases de efecto invernadero, como el gas metano.

Por eso, la próxima vez que esté en un bufet sírvase únicamente lo que va a consumir, si está en un restaurante, no tenga pena de pedir que no le sirvan algo que normalmente está incluido en el plato o si le llevaron más de lo que usted come, pero le gustó la comida, pida que se lo empaquen. Sienta más pena por el desperdicio que por llevar comida a la casa, recuerde que igual usted ya pagó por ese servicio. Y si puede apoyar alguna causa que ayude a llevar comida a quienes no tienen acceso a ella, hágalo, en sus manos también está contribuir al cambio. Si tiene un negocio de comidas o un supermercado, evalúe bien su cadena de valor, el almacenamiento y asegúrese de que la rotación de los alimentos sea la adecuada. Si usted trabaja en agricultura, busque nuevas formas de procesar el alimento, para darle durabilidad y valor agregado, algo tan simple como una harina elaborada con alguno de los alimentos que cultiva, puede hacer la diferencia para su negocio y para el bienestar del planeta y de sus compatriotas. Y en sus hogares, por favor, vigilen lo que hay en sus neveras, verifiquen bien qué almacenaron, guarden adecuadamente los alimentos y vayan evacuando aquellos que están próximos a caducar, antes de llevar más comida. Y si van a continuar mercando lo misma cantidad, entonces coman menos afuera, lleven almuerzo a la oficina. O si van a comprar más comida afuera, entonces compren menos comida en el mercado, todas estas acciones hacen la diferencia. Usted dirá que una sola golondrina no hace verano y puede ser cierto, pero también puede serlo que hacer nuestra parte es el primer paso para un verdadero cambio.

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